Actividad organizada por la Mediateca, y los Departamentos de Cs. Sociales e Inglés.
El viernes 17 de abril de 2015 alumnos y profesores de Aula XXI participaron en el MALBA el diálogo “Los desafíos de la Literatura del Sur”, protagonizado por los escritores australianos Gail Jones, Nicholas Jose, y por los argentinos Tununa Mercado y Luís Chitarroni. El debate fue moderado por el Nobel sudafricanoJohn M. Coetzee.
El contingente del Colegio, conformado por estudiantes de 4º y 5º año, estuvo acompañado por las Profesoras Alicia Balsells, Alicia Ruíz Rivas, María del Carmen Martínez y Andrea Bernachia de Inglés; Andrea Ferrari, de Historia; la coordinadora de TICs, Cecilia Sabatino Arias; y el Bibliotecario, Tomás García Lavín.
Los autores, convocados por la cátedra “Literaturas del Sur” de la Universidad de San Martín, analizaron la formación, en el siglo XIX, de los Estados-Nación en los dominios coloniales, enfatizando particularmente en los casos de Australia y Argentina. Partiendo de ese análisis histórico, reflexionaron sobre la dependencia cultural del hemisferio Sur con respecto al Norte. Si bien hubo coincidencias generalizadas, cada expositor dio cuenta de su opinión con un estilo personal.Coetzee, en su rol de guía, fue orientando la charla con preguntas puntuales sobre las particularidades de los contextos nacionales de los autores.
A continuación, un breve resumen de las posiciones de los autores en relación a las temáticas tratadas:
Según Nicholas Jose, La literatura australiana fue convertida en un símbolo de independencia con respecto a otros países. El poder político necesita de íconos nacionales, en su proyecto incesante de crear una “Literatura Nacional”.
Recurriendo al caso de Patrick White, premio Nobel en 1973, afirma que éste toma las formas narrativas épicas y las combina con mitos australianos, lo que lo hace un autor reconocido, con una impronta vernácula, aunque no necesariamente leído en la actualidad por las masas.
Por otra parte, Jose definió a Australia como un “Estado mimético”, hecho a semejanza de las potencias, que procura ostentar el glamour y el prestigio de aquellas. Esa admiración distaría de ser recíproca, porque, según Jose, en el Norte no hay una preocupación generalizada por entender al Sur. Idea que ilustró con una anécdota sobre Virginia Woolf, quien a pesar de ser una gran intelectual, en su novela The voyage out, no tuvo en cuenta que, por tratarse de otro hemisferio, las estaciones en su novela difieren de las de Europa.
Concluyó expresando que el Norte sólo se interesa por el Sur cuando median intereses lucrativos.. Aún persisten numerosos resabios del imperialismo, al punto que las editoriales inglesas suelen dividir sus mercados según el criterio del histórico British Commonwealth. En ese sentido, Coetzee agregó que muchas veces los editores londinenses reclaman a los autores un inglés neutral, limitando así sus particularidades lingüísticas.
La argentina Tununa Mercado explicó que gracias a su exilio en Méjico, pudo notar que el hecho de tener una lengua común es un fenómeno que une y cohesiona a toda Latinoamérica. Ejemplificó contando que muchos miembros de su generación sabían de memoria los poemas de Neruda, porque era un autor a “imitar”. Y destacó que otros autores, como Vicente Huidobro, fueron abandonados por el gran público.Además, la escritora leyó un texto muy celebrado por la audiencia sobre las mutaciones en la narración de la experiencia de ver por vez primera un otro diferente.
Según ella, hablar de “Nación Argentina” es una categoría difusa, dada la variedad de culturas provenientes de las corrientes inmigratorias. Es, dijo, un “deseo” que busca ser cumplido.
Ante la pregunta de Coetzee acerca de la diferencia Capital-Interior, tan propia de la Argentina, Mercado, habló de cierta altanería porteña, que se explica por su poderío económico. Y manifestó que el verdadero interior, el de los Pueblos Originarios, no existe porque éstos fueron prácticamente extinguidos. Lo cual explicaría por qué siempre miramos a Europa como modelo.
Por su parte, a Luís Chitarroni le tocó responder una pregunta de Coetzee sobre la formación de “lo nacional” en nuestro país, y coincidiendo con Jose, opinó que siempre responde a necesidades del poder. Al punto que en los años 70, durante la Dictadura Militar, se habló de “rock nacional” para apropiarse de la música creada en Argentina, creyendo que de ese modo se podría promover “lo nuestro” y desacreditar toda influencia extranjera.
También se refirió a la mutabilidad del respeto social hacia los escritores, explicando que tanto Borges, como Neruda o García Márquez, que eran respetadísimos en su juventud, hoy son ignorados o tienen numerosos detractores.
Sostuvo además que la cultura imperante muchas veces responde a las “prepotencias imperiales”.
En las interesantes intervenciones de Gail Jones, la autora destacó que al comienzo los conquistadores europeos ocultaron que en su país había centenares de lenguas, pertenecientes a otros tantos pueblos. Y que luego, como pasara en América, las influencias foráneas, como el caso de los cuentos infantiles, se fueron mezclando con las tradiciones orales propias. En este sentido, esbozó una teoría sobre la ayuda que tuvo el Realismo Mágico en el proceso australiano.
Destacó además cómo la población blanca comenzó a entender la civilizaciones primitivas, respetando en la actualidad lugares sagrados para los aborígenes, como la roca Uluru (o Ayers Rock). Para ella, la civilización viaja a través de los mares, a pesar de las distancias geográficas.